Los gatos son individuos solitarios por lo que, si tienes varios en casa, puede que no sepas bien si se llevan bien, se toleran o no se pueden ni ver.
Para saber qué tal es esa convivencia te vamos a hablar sobre las conductas afilitativas entre gatos, así, con solo observarlos podrás saber si se llevan bien e incluso qué hacer para mejorar su convivencia e intentar estrechar sus lazos.
Las conductas afiliativas son las muestras de afecto y aceptación que se proporcionan gatos que viven juntos de un modo positivo, demostrando un bienestar grupal.
Hay que destacar que un grupo social puede estar formado por un solo gato, por lo que si en una casa viven dos o más gatos no significa que haya 1 grupo, puede haber varios ¡e incluso puede que un mismo gato forme parte de dos grupos sociales diferentes!
Así, saber reconocer las conductas afiliativas también nos sirve para diferenciar los diferentes grupos sociales y actuar en consecuencia, proporcionándoles más recursos: puntos de descanso, de agua, de comida, areneros, para que sus necesidades estén cubiertas sin crear conflictos en su convivencia.
Conocer las conductas afiliativas y de conflicto es clave para hacer esta distinción, pero si teniéndolas claras no consigues ayudar a tus gatos, es mejor que contactes con un etólogo especializado en comportamiento felino para que os eche una mano en la convivencia.
Conductas afiliativas.
Estas cumplen la función de unir al grupo, mostrando su amor y aceptación:
-Frotar sus caras o cuerpos entre ellos.
-Entrelazar las colas.
-Dormir o descansar con contacto físico o muy cerca el uno del otro.
-Jugar entre ellos equilibradamente y con control.
-Acicalamiento mutuo.
Si nuestros gratos muestran todas o algunas de estas conductas podemos dar por sentado que se llevan bien. Además, a mayor intensidad de la conducta afiliativas, más estrecha es su unión.
Cuando no hay feeling, los gatos muestran dos tipos de conflictos:
Conflicto abierto. Es el más fácil de reconocer:
-Acecho y caza
-Erizado de todo el pelo para parece más grande y amenazador
-Bufidos
-Mirada fija al otro gato
-Marcar zonas, cosas y sitios con orina
-Giros rápidos hacia donde está el otro gato
-Impedir el acceso del otro gato a los recursos
En los casos en los que los dos gatos dan estas muestras, si nadie cede, pueden aparecer peleas físicas y es el momento de acudir con urgencia a un especialista en medicina del comportamiento.
Conflicto silencioso.
Suele ser el más habitual y pasa desapercibido para la mayoría de los dueños. Estas son las claves para distinguirlo:
-Aislamiento: uno de los gatos (o varios) intenta no estar donde esté el otro o los demás.
-Inactividad. El gasto busca una zona que considera segura y pasa gran parte de su tiempo allí sin moverse.
-Solo accede a los recursos (incluidos los mimos e interacción con los dueños) cuando no está el otro gato.
Si uno o varios de tus gatos tiene estos comportamientos, debes saber que está sufriendo unos altos niveles de estrés crónico que pueden hacerle desarrollar enfermedades de comportamiento y orgánicas. No es ninguna tontería ya que el estrés crónico provoca inmunosupresión. Así que ,si te ves en esta situación, es el momento de ponerte manos a la obra para evitar estos conflictos, facilitar la vida del gato aislado y mejorar la calidad de la convivencia con más recursos y, si es necesario, la ayuda de un profesional.
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